Érase una vez… Eh, no, no, antes de nada, me presentaré. Me llamo Isa Bell y soy la amiga fiel de Papá Noel. ¿Que no te lo crees? Continúa leyendo, te lo demostraré. Y será todo un placer, ¡ya que contar historias es lo que más me gusta hacer! Y sí, puede que lo que te voy a decir te suene a cuento, porque lo es… Pero este no es de esos cuentos que se olvidan después, ¡es tan bonito y real como que sabes leer! ¿Estás preparado/a? Agárrate bien, ¡te llevo de viaje hasta Papá Noel!
Pues bien, mi historia de amistad con Papá Noel se remonta a enero de 2023, cuando nací en un gélido territorio finlandés. Que sí, que sí, ¡soy un bebé! ¿No te lo esperabas? Solo confía y cree. Te daré la primera pista, para tu cultura y entender: soy una Rangifer. ¿Que qué? Claro, ahora puedes buscar esa extraña palabra en la web… Te concedo unos segundos, vamos, ¿a qué esperas? ¡Ve! Sí, sí, en Wikipedia aparece también…
…Ya lo tienes, ¿eh? Exacto, eso es, ¡soy una de las renos de Papá Noel! Verás, al año, nuestra especie alcanza la madurez, pronto será mi cumpleaños y, por supuesto, ¡te invitaré! Madre mía, ¡ni te imaginas lo que conmigo vas a aprender! Y eso que prácticamente acabo de nacer… Los renos son más importantes de lo que la gente cree. ¡Te lo mostraré mientras me sigas queriendo conocer!
En Laponia, mi país de origen, como puedes suponer, donde además de hablar finés, se habla muy bien inglés, me suelen preguntar cada dos por tres: Is a Bell necessary on a reindeer? ¡Je, je, je! Traducido al castellano, esto viene ser: “¿Es necesario que un reno lleve Cascabel?” Vuelve, vuelve a leerlo otra vez… ‘Isa Bell …’ ¡Es mi nombre! ¿Lo ves? En fin, es solo un chiste, o un juego de palabras más bien… ¿Has visto qué graciosos somos los renos de Papá Noel? Nos encanta reír y bromear, como ves…
Ay, ay, ¡ya lo he vuelto a hacer! Me voy por los cerros de Úbeda, o de Laponia más bien… Me disperso hasta de ver una mosca, sin querer… Que, ¿porqué? Porque los renos lo vemos todo, ni la luz ultravioleta nos puede detener. ¿O que te crees? ¿Que es el anciano de Papá Noel el único que lo puede hacer? ¡Qué va! Eso no puede ser, es muy mayor, ¡y lleva gafas hasta para leer! Sí, él está muy atento a tus cartas, y hasta oye tus deseos también, pero somos los renos los que dirigen el trineo donde monta él. Desde Sidney hasta Teruel, visitamos a todos los niños desde la noche al amanecer. ¡No dejamos un solo país sin recorrer!
No importa si los papás dicen que sus hijos/as se portan mal o bien. En realidad, todos los niños/as son buenos para Papá Noel, quien escucha sus corazones, tan llenos de amor y fe… ¡Eso es lo que más le importa a él! Y su deseo de verlos felices hace que, a pesar de su milenaria vejez, ¡aún se mantenga en pie!
Siií, entiendo lo que estás pensando ahora, lo sé, si los renos no tienen alas ¿cómo puede ser…? Es fácil, te lo explicaré. No se trata de polvo de hadas, ni tampoco de un superpoder… En realidad es una cuestión de ilusión y esperanza, lo que muchos llaman fe. Y es que solo los niños/as la poseen al creer con todas sus fuerzas en la magia de Papá Noel. Confían en su sabiduría, experiencia y saber hacer, comprenden que no hay regalo ni sueño tan grande que este no pueda ofrecer. Esa energía inmensa, que conocemos como fe, vibra muy alto por su infinito poder. Tanto es así, que resuena con nuestro cascabel, otorgándonos la magia de volar y trascender. Y esto ya le sirve al generoso Noel para ponerse en marcha y los corazones complacer.
Vaya, creo que ya me he vuelto a perder, soy algo despistada, qué le voy a hacer… ¿Por dónde iba? A ver… Estamos llegando al final del recorrido, ¡ya sé! Hay algo que debes saber… Mi padre No-es-él… ¡je, je, je! Ahí va otro juego de palabras, ¿ves? Mi papá tiene la nariz roja como un tomate y lleva al cuello un cascabel. ¿Adivinas ya quién es? … ¿Rodolfo el reno? Oh, yes!
Ale, ahora ya me conoces: soy la amiga fiel de Papá Noel, ¡y justo te acabo de traer hasta él! ¿Cómo? ¿Qué? ¡Si lo tienes delante! ¿Es que no lo ves? Anda, se me olvidaba que… solo los renos alcanzamos a ver tan lejos como nuestra visión nos permite hacer. No te preocupes, yo sí lo puedo ver y te contempla lleno de amor y fe. Mira, ¡hasta habéis sonreído a la vez!
Bueno, pues aquí me tienes, también tu amiga quiero ser. Haz una lista de lo que anhela tu corazón tener y descuida que yo, encantada, se la entregaré. Ahora que ya sabes que no existe lo imposible y la clave está en creer, venga, ¡prueba tú también!
¡Feliz Navidad de parte de Papá Noel!
Confíale tus deseos, ¡que él todo lo puede hacer!”
Con mucho cariño,
Isa Bell
